“Más que la moto, lo que me interesa es que haya Justicia. El vehículo veremos cómo lo reponemos, pero lo importante es que esa gente sea detenida, que no siga en la calle haciendo daño”, consideró Ramón Antonio Molina, de 55 años, quien el sábado fue agredido a golpes por dos delincuentes que le robaron su Honda Wave. En el fondo, Molina sabe que es importante recuperar su medio de transporte, que pagó $ 260.000 hace sólo un par de meses. Según aseguró, allegados a los ladrones le ofrecieron “rescatar” la moto por $ 50.000. “Están todos locos”, aseguró el hombre.
La emboscada
Molina y su sobrina Nelly Juárez salieron el sábado temprano para llevar la moto de la joven al taller. Su tío la acompañaba en otra moto por si el primer vehículo se quedaba en el camino. A las 8.30 pasaron por French al 400, en el barrio San Cayetano, donde dos motochorros los interceptaron y tiraron a Molina de su vehículo.
“Los que nos asaltaron estaban tomando junto a otras personas en el cordón de una esquina donde hay una gomería. Nos siguieron una cuadra y nos atacaron”, cuenta Juárez, que suspendió la preparación del almuerzo ayer para recibir a LA GACETA. La joven además difundió el video del asalto en las redes sociales.
Piñas y patadas
Molina bajó de su moto, intentó resistirse al asalto y comenzó a recibir el castigo de los ladrones. El hombre de 55 años intentó pegarle a uno de los asaltantes con el casco pero su cómplice lo defendió pateando por la espalda a Molina y lo haciéndolo caer. Entre los dos delincuentes patearon en el piso a la víctima, que seguía aferrado a su moto hasta que uno de los jóvenes lo arrastró para separarlo. El primer ladrón, entonces, volvió a subirse a la motocicleta en la que llegaron a la escena, el otro quiso subirse a la Wave pero Molina no se lo permitió.
Un Chevrolet Prisma pasó por la cuadra en ese momento y siguió de largo. Nelly, a su vez, contó que dio vuelta para intentar auxiliar a su tío pero que quedó petrificada al grito de “¡No te acerqués porque saco el arma!”. El primer ladrón volvió a intervenir y redujo a Molina; le dio tiempo a su compañero de concretar el robo. Luego volvió a su moto y ambos ladrones escaparon.
Molina, ya sin fuerzas, y producto de la diabetes, se derrumbó sobre la calzada y se tomó la cabeza. Su sobrina luego lo llevó a la policlínica de San Cayetano donde lo asistieron por sus lesiones.
Difícil realidad
Molina es chef y volvió de Buenos Aires hace un par de meses en busca de nuevas oportunidades, ya que había perdido su trabajo. Con la indemnización, se había comprado el vehículo que le robaron. “En ese momento lo que pensé es que no se puede tener tan poca empatía. Yo no podría quedarme viendo una cosa así: que le estén pegando dos contra uno a alguien para asaltarlo. Lógicamente, la gente tiene miedo”, confesó el hombre, que no logró ocultar su decepción.
En la seccional 4a denunciaron el hecho y allí se le dio intervención a la división Sustracción Automotores y la Unidad Fiscal de Decisión Temprana. Simultáneamente, algunos vecinos hicieron sus averiguaciones y le indicaron a Molina que la moto podría estar en La Costanera. “Le dimos toda esa información a la Policía, los lugares precisos para que allanaran pero nos dicen que aún no tienen orden judicial. Se pasan la pelota entre ellos. En la fiscalía nos dijeron que la comisaría debía darle un turno a Ramón para que lo revisara el médico forense y no lo hicieron”, protestó Beatriz, esposa de Molina.
Algunos conocidos del barrio se contactaron con Molina luego del robo que sufrió.
“Gente que uno consideraba amiga, me llamó para decirme que podían recuperar la moto por $ 50.000. Eso no se hace, me mandaron fotos de la patente, o sea que saben dónde está. Me dicen que es mejor pagar ese precio que esperar a que la Policía te la secuestre por dos años. No sé cómo harán las cosas por acá, para mí no hay ninguna buena intención en ofrecerte algo así. Mejor descubrirlos ahora y apartarse de personas así para no tener problemas después”, concluyó el chef Molina.